Un amigo, y no me había dado cuenta

Tengo un amigo, o más bien cuento con la amistad de una persona... valiosísima. Es alguien a quien conozco desde hace muchos años, sin embargo temo que nunca le he dicho explícitamente lo mucho que lo aprecio y admiro su forma de ser, su sensibilidad, su generosidad y su sentido del humor.

Como es habitual, temo que yo no he sido un buen amigo con él, no me he preocupado de preguntarle sus problemas y realmente preocuparme por ellos, hacerlos en parte míos. Antes lo apoyé en una oportunidad, pero de una forma bastante fría, y ahora último que le pregunté de qué otra forma lo podía apoyar, me dijo que necesitaba que lo escucharan...

Me sentí muy mal de no haberle preguntado antes, y también de lo sencilla de su petición: sólo que lo escucharan.

Tiene problemas que lo afligen mucho. Sin embargo, siempre que nos juntamos me hace reír muchísimo. Tiene un humor increíble, pero es ese humor que al mismo tiempo contiene la aflicción de tener que sobrellevar situaciones muchas veces injustas que presenta la vida. Es un humor que uno siente que es una voluntad de sobreponerse a la adversidad. Puede ser muy irónico, pero al mismo tiempo es muy llano.

A veces tiene un genio idiota, de los mil demonios, pero yo no desmerezco para nada en ese sentido, y por lo mismo me siento cómodo de simplemente desahogar mis idioteces con él, porque sé que tiene el cuero duro y no se va a escandalizar ni ofender, y con humor me disuelve la idiotez y las preocupaciones muchas veces estúpidas que tengo. Me río demasiado, me desencajo de la risa. Realmente me hace muy bien juntarme con él. Y sin embargo creo que nunca le había agradecido por eso.

Es hora que realmente me comporte como su amigo, que haga un esfuerzo y lo apoye incluso en las formas que me puedan resultar incómodas o me signifiquen un mayor esfuerzo. Porque ese apoyo que habitualmente doy, en que doy “lo que me sobra”, no es suficiente. No es suficiente para él y al mismo tiempo no es suficiente para que yo me sienta satisfecho del apoyo que le doy.

Su forma de ser atípica muchas veces descoloca a la gente, pero a la vez al poco tiempo le llegan a tener gran aprecio precisamente por esa capacidad de aportar humor y calidez en las relaciones. Construye relaciones muy sólidas con quienes se ganan su respeto. Maneja de forma muy efectiva relaciones interpersonales muy complejas. Sí, realmente es una gran persona, y yo no lo había decantado.

Una de mis metas debe ser apoyarlo más. Creo que es una de las personas que más me doldría perder, y a veces su ánimo decae peligrosamente. Tengo que acordarme más de él. Un simple llamado telefónico podría ser muy significativo para él, un salvavidas en algunas circunstancias. Tengo que estar ahí para apoyarlo, no debo olvidarme, no debo enfrascarme en preocupaciones huevonas. No debo perder la perspectiva de las cosas que realmente son importantes, más allá de mi egoísmo. Tengo que estar ahí, hacerle saber que cuenta con mi apoyo. Espero que realmente me tenga la confianza suficiente para pedírmelo, y yo tener el carácter que esté a la altura de lo que merece una persona tan valiosa como él. Una buena persona, muy buena persona, excelente persona. Un gran amigo.